
El Mundo April 13, 2006
Cómo atacar 400 objetivos sin provocar un contraataque
Entre la gama de respuestas que posee Irán ante un ataque aéreo de EEUU, las más poderosas son Irak y el petróleo
By Pablo Pardo
WASHINGTON.- Irán está violando la legalidad internacional de una forma más que evidente. Así que EEUU lanza una operación secreta contra ese país, con fuerzas de tierra, mar y aire desde portaaviones en el Golfo Pérsico y bases en Turquía y Omán. Es una misión muy compleja, que acaba convirtiéndose en una chapuza.
Los estadounidenses pierden un avión y siete helicópteros en el desierto sin ni siquiera haber llegado a entrar en combate.Como señala el periodista James Fallows, en el último número de la revista The Atlantic Monthly, el fracaso «define la palabra debacle».
Eso pasó hace 26 años, el 25 de abril de 1981, cuando EEUU trató de rescatar a los diplomáticos de su embajada en Teherán, secuestrados por una asociación de estudiantes seguidores del ayatolá Jomeini entre cuyos líderes se encontraba el actual presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad.
El fracaso de aquella misión planea ahora sobre los rumores de preparativos militares estadounidenses contra Irán. Esta vez, Teherán no ha asaltado ninguna embajada, sino que, según Washington, se prepara para violar el Tratado de No Proliferación Nuclear.Y EEUU quiere que la ONU sancione a Irán por ello. Y, si esa opción fracasa, siempre queda la vía militar.
Y a una escala mucho mayor que en 1981. De hecho, según el ex coronel de la Fuerza Aérea Sam Gardiner, EEUU necesitaría bombardear al menos 400 objetivos militares para garantizar la destrucción del programa nuclear iraní y dejar a ese país sin opción de contraatacar.
Tras el fiasco iraquí, Washington no se plantea invadir más países, sino un ataque quirúrgico contra el programa nuclear iraní. Pero no es una opción fácil. Israel pudo aniquilar el programa nuclear de Sadam con un solo bombardeo en 1981 contra la central nuclear de Osirak, a 18 kilómetros de Bagdad. Y, para evitar eso, Irán ha dispersado su programa nuclear en, al menos, dos docenas de instalaciones, la mayor parte de ellas subterráneas.
Destruir búnkers subterráneos no es fácil. Durante la primera Guerra del Golfo, en 1991, la Fuerza Aérea de EEUU necesitó 19 días de bombardeos ininterrumpidos para paralizar el programa nuclear iraquí, que Sadam había enterrado tras el bombardeo israelí.Según el semanario The New Yorker, una de las opciones que EEUU considera contra Irán es usar bombas atómicas contra las instalaciones de Natanz, al sur de Teherán. Aunque otros son más optimistas: «Destruir el programa nuclear iraní nos llevaría unas horas», explicaba ayer a este periódico John Pike, director del think-tank de defensa Global Security. El problema es lo que vendría después.Irán tiene una amplia gama de respuestas ante un ataque aéreo de EEUU. Los ayatolás pueden utilizar al grupo terrorista libanés chií Hezbolá, o incluso intentar atentados en Europa o en EEUU.Pero tienen dos armas más poderosas y fiables: Irak y el petróleo.
Los dos grandes partidos chiíes de Irak -Dawa y el Consejo Supremo de la Revolución Islámica Iraquí, o SCIRI- tienen fuertes vínculos con Teherán. Lo mismo que el clérigo Muqtada al Sadr, que va por libre en el caótico panorama político de Irak. «Hasta ahora, Irán ha sido muy cauto en Irak. Pero el país está lleno de agentes iraníes. Y la única vez que actuaron, para liberar a unos compañeros suyos en Faluya, lo hicieron con una tremenda eficacia», explica Kenneth Pollack, del think-tank Brookings Institution, que fue miembro del Consejo de Seguridad de EEUU con Clinton.
Tanto Dawa como SCIRI y Al-Sadr tienen milicias que, si deciden ponerse al servicio de Teherán podrían multiplicar los problemas que EEUU afronta en Irak.
Irán también podría bloquear temporalmente el Estrecho de Ormuz, en el Golfo Pérsico, a través del cual pasan dos tercios de todas las exportaciones de petróleo del mundo. Aunque eso sería muy arriesgado. «Sería un arma de doble filo para los iraníes. Porque ellos tampoco podrían exportar petróleo. Además, EEUU no depende del crudo que pasa por el estrecho de Ormuz [al contrario que la UE y Japón]. Y, finalmente, la Marina estadounidense podría reabrir el Estrecho en poco tiempo», explica Thomas Mahnken, del Centro Merrill de Estudios Estratégicos de la Universidad Johns Hopkins.
En cualquier caso, Irán no necesita bloquear la salida del Golfo Pérsico ni atacar con misiles las instalaciones petroleras de Arabia Saudí (aliado de EEUU) para provocar una crisis energética.«Basta con que les ataquemos para que el precio del barril se ponga a 100 o 120 dólares», subraya Pike.
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