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El Pais September 21, 2004

Un gendarme mundial para el siglo XXI

By Martin Ortega Carcelen

Todo el mundo esta de acuerdo en que hay que reformar el Consejo de Seguridad, pero es dificil encontrar dos paises que piensen lo mismo sobre su reforma. En 1945, justo al final de la Segunda Guerra Mundial, la Conferencia de San Francisco decidio crear un Consejo con competencias ineditas en la historia: mantener la paz, incluso a traves de medidas coercitivas contra los Estados. En aquel momento, el Consejo de Seguridad tenia once miembros, cinco de ellos permanentes con derecho de veto (China, Estados Unidos, Francia, URSS, luego sucedida por Rusia, y Reino Unido), lo que provoco un bloqueo durante la guerra fria. En 1963 se acepto la ampliacion de once a quince miembros porque la descolonizacion habia multiplicado el numero de Estados. Los miembros fundadores de Naciones Unidas en 1945 eran 51, mientras que en 1963 la organizacion alcanzaba los 110 Estados.

Hoy Naciones Unidas cuenta con 191 miembros tras la incorporacion de Suiza y de Timor Oriental en 2002, lo que justifica aumentar el Consejo actual de quince. Muchos Estados creen que no participan lo suficiente en sus deliberaciones, y sobre todo los paises del sur estiman que esta dominado por las potencias industrializadas del norte.

Tras la crisis de Irak, en septiembre de 2003, el secretario general de Naciones Unidas inicio un proceso para adaptar la ONU a las nuevas circunstancias y hacerla mas efectiva contra las verdaderas amenazas. Kofi Annan creo un panel de 16 personalidades (vease www.un-globalsecurity.org), que hara publico su informe el proximo 1 de diciembre. Aunque el proposito central de este grupo no es pronunciarse sobre la reforma institucional, parece evidente que sus trabajos abriran un debate sobre la reforma del Consejo de Seguridad.

Muchos son los candidatos a un asiento permanente. Alemania y Japon han lanzado sus campanas para conseguirlo. India parece un candidato obvio, pero siempre contara con la competencia de Pakistan, e Indonesia aspirara a un puesto. En America Latina, Brasil es el pretendiente mejor situado, aunque con 105 millones de habitantes Mexico tambien cuenta. Por lo que se refiere a Africa, Egipto, Nigeria y Surafrica podrian entrar con ventaja en las negociaciones.

Una posible solucion ante tantos aspirantes es crear nuevos puestos semipermanentes rotatorios en los que los Estados mas importantes de cada region geografica pudieran servir en turnos de dos anos, junto a nuevos asientos no permanentes que serian accesibles, como ahora, para los demas Estados, lo que llevaria a un Consejo de 24-25 miembros. El derecho de veto, en cambio, no deberia extenderse mas alla de los cinco historicos, por la sencilla razon de que el veto entorpece enormemente el trabajo del Consejo.

La reforma no deberia limitarse, sin embargo, a la ampliacion, sino que tendria que reforzar las funciones del Consejo de Seguridad. Segun la Carta de Naciones Unidas, los miembros no permanentes se eligen por su contribucion al mantenimiento de la paz y a los otros principios de la ONU. Los paises europeos, que juegan un papel central en su financiacion y funcionamiento, deberian insistir para que este principio se respetara de manera escrupulosa. Esto permitiria que miembros de la Union Europea como Alemania (si no es aceptado como nuevo permanente), Espana, Italia (e incluso Turquia en el futuro) entren con mas frecuencia en el Consejo. Para establecer un cierto orden en los asuntos mundiales, es necesario un gendarme activo en la prevencion de conflictos y atento a las violaciones graves de derechos humanos. La presencia de las potencias democraticas medias, que rechazan los usos ilicitos de la fuerza, es crucial en este sentido.

Espana, miembro del Consejo durante el bienio 2003-2004, no ha definido todavia una posicion sobre su reforma. El ministro de Asuntos Exteriores ha dicho recientemente (entrevista en EL PAIS el 6 de septiembre) que Espana apuesta por un multilateralismo eficaz en cuyo centro se encuentra Naciones Unidas. Pero la unica forma de realizar ese objetivo es trabajando con los socios de la Union Europea. En efecto, resulta prematuro hablar de un asiento para la UE en el Consejo pero, cuando exista una posicion comun, los europeos podrian hablar con una sola voz.

Desde su entrada en Naciones Unidas en 1955, Espana ha estado en el Consejo de Seguridad durante los bienios 1969-70, 1981-82, 1993-94 y 2003-04, lo que significa una presencia cada diez anos desde la instauracion de la democracia. Teniendo en cuenta su talla, proyeccion internacional y contribucion al presupuesto de Naciones Unidas, Espana deberia aspirar a una participacion todavia mas frecuente en un Consejo ampliado, aunque esto suponga una responsabilidad mayor para nuestra politica exterior y de defensa, a la que habra que hacer frente.

Ahora bien, a la hora de planear la reforma del Consejo, seria erroneo enfocarla como un concurso de presencia entre los distintos candidatos europeos. Todos los miembros de la UE se encuentran en el mismo barco y, en vez de competir entre ellos, deberian concentrarse en conseguir una mejor aplicacion de las normas de la Carta, un menor uso del veto y una mayor eficacia de la unica institucion dedicada a mantener la paz y la seguridad internacionales.

El caso de Irak demuestra que lo realmente importante para la paz es que el Consejo respete los fines para los que fue creado, y no los Estados que lo componen. En aquella crisis impero el sentido comun, al no alcanzarse los nueve votos requeridos para autorizar la intervencion ilicita e inmoral que queria el Gobierno del presidente Bush. En este caso, tristemente, no fueron Estados Unidos o Espana quienes mantuvieron los principios internacionales, sino el sistema de seguridad colectiva, el cual, aunque no pudo evitar la guerra, al menos no la respaldo y la situo fuera del marco legal internacional.

Lo que se juega con una reforma del Consejo de Seguridad que regira hasta bien entrado el siglo XXI es la defensa eficaz de valores y principios globales con los que los europeos se han comprometido. Para ello es preciso establecer un Consejo representativo, con mayor presencia de los Estados que cumplen los propositos de Naciones Unidas, y dotado de los instrumentos necesarios para asegurar el mantenimiento de la paz. En un mundo inseguro, en el que no solo el terrorismo amenaza nuestra civilizacion sino tambien las tentaciones neocolonialistas de algunos paises ricos, ya no hay ningun Estado que garantice el orden por si solo; la unica esperanza es todo un sistema internacional de vigilancia mutua, en el que la transparencia y el debate democratico son imprescindibles.


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